Por que no me puedo dormir I

Siempre acabo escribiendo. Hay algo entre el boli, el papel y yo, una especie de complicidad.
No sé qué me pasa ahora. Es como si hubiese desaprendido a atenderme. Hoy me he sorprendido disfrutando de perder el tiempo, me he relajado y me he sentido bien. Pero en la cama todo da demasiadas vueltas. Quizá va siendo hora de deshacerse de algún vicio que me carcome y empezar a ser no solo quien quiero ser sino quién soy.
Quizá ese es el problema, que estoy confundiendo mis defectos con quién soy. Pero soy mucho más, mucho más indescriptible, mucho más complicado, un acertijo en el que ando envuelto que me da mas quebraderos de cabeza que otra cosa.
Qué difícil es sentarse a hablar con uno mismo, pero la verdad es que cuando la soledad se impone, inevitable, la charla se vuelve de lo más confortable y cálida.
No te preocupes, quizás seas capaz de todo, pero eso no quiere decir que seas capaz de todo sin fallos, sin caídas, sin trabajo. Todo cuesta, solo hay que sentirse bien en el camino y no perder la determinación.
Al final solo se trata de todas las cosas que nos negamos a decirnos, de todas las cosas que nos negamos a escuchar, gritando desde el otro lado de la acera en medio de esta tormenta que es el amasijo de mis pensamientos.
Perdónate. Te lo mereces si cambias. Sé amable, cariñoso y generoso y demuestra que mereces todo el amor que a veces en la soledad te falta. Acuéstate tranquilo, porque los que te quieren están ahí cada vez que los necesitas. Quiérelos y redímete. Lo que sufres no es más qué juventud e imperfección con toques de pensamientos que a veces rebosan.
Nada es para tanto y sin embargo es todo tan grande.

Alberto Puntas.

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